Un día, la gallinita roja
encontró unos granos de trigo.
-¡Quién sembrará el trigo? - preguntó.
-Yo, no -dijo el pato.
-Yo, nunca -dijo el gato.
-Yo, jamás -dijo el perro.
-Muy bien -dijo la gallinita roja-.
Y sembró sus granos de trigo.
Al cabo de cierto tiempo
los granos crecieron y maduraron.
-preguntó la gallinita roja.
-Yo, no -dijo el pato.
-Yo, nunca -dijo el gato.
-Yo, jamás -dijo el perro.
-Muy bien -dijo la gallinita roja-.
Entonces, yo lo haré.
Y cortó el trigo.
-Ahora -dijo la gallinita roja-,
¿quién va a desgranar el trigo?
-Yo, no -dijo el pato.
-Yo, nunca -dijo el gato.
-Yo, jamás -dijo el perro.
-Muy bien; entonces, yo lo haré
-dijo la gallinita roja.
Y desgranó el trigo.
Cuando terminó, preguntó:
-¿Quién llevará el trigo al molino
para hacer la harina?
-Yo, no -dijo el pato.
-Yo, nunca -dijo el gato.
-Yo, jamás -dijo el perro.
-Muy bien; entonces, yo lo haré.
Y llevó el trigo al molino.
Cuando el trigo
se convirtió en harina,
La gallinita roja dijo:
-¿Quién hará el pan con la harina?
-Yo, no -dijo el pato.
-Yo, nunca -dijo el gato.
-Yo, jamás -dijo el perro.
-Muy bien; entonces, yo lo haré
-dijo la gallinita roja
mientras ponía en el horno
una masa de harina con agua.
Del horno salió un pan
rico, crujiente y dorado.
-¿Quién se comerá el pan?
-preguntó la gallinita roja.
-¡Oh, yo, por supuesto! -dijo el pato.
-¡Yo, inmediatamente! -dijo el gato.
-¡Yo, sin ninguna duda! -dijo el perro.
-¡No, nunca, jamás!
Yo me lo comeré
-dijo la gallinita roja.
Luego llamó a sus pollitos
y repartió el pan entre ellos.
El pato, el gato y el perro
se quedaron con las ganas.
Beuchat,
Moraleja....Todos los esfuerzos y sacrificios tienen sus frutos. Verdad que si!!! Aunque por lo general cuando pequeños no nos damos cuenta de esto.
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